La enseñanza es una profesión compleja en la que entran en juego factores de muchos tipos. Por ejemplo, una de las finalidades de la enseñanza a lo largo de las épocas recientes ha sido la transmisión de la información considerada social y culturalmente necesaria para las nuevas generaciones. Sin embargo, los cambios, bastante recientes en el tiempo, que las tecnologías de la Información y la Comunicación han originado en el circuito de la transmisión de la misma (información accesible sin intermediarios, multiplicidad de fuentes, etc.) han venido a trastocar y a modificar esta finalidad. Asimismo, la sociedad actual, cada vez más globalizada, interrelacionada y cambiante obliga a repensar la enseñanza para dotar al aprendiz de la autonomía suficiente para seguir aprendiendo a lo largo de la vida con lo que la escuela ya no puede agotar las posibilidades de aprendizaje que se seguirán produciendo en otros contextos tanto formales como informales.
Estos ejemplos junto a otros muchos factores configuran el panorama de la enseñanza en la sociedad actual y en la que vendrá dentro de 15 o 20 años y confirman lo que es sabido desde hace tiempo: que para llevar a cabo la tarea de enseñar no es suficiente con el dominio de la materia o disciplina objeto de enseñanza. Pero ¿cuáles son los conocimientos y habilidades necesarias para la enseñanza de las lenguas en la era digital? ¿Cómo se tiene que reflejar esto en la formación inicial del profesorado de lenguas? Y, ¿en la formación permanente del profesorado que accedió a la enseñanza cuando la red no había entrado en las aulas?
El
TPACK (Technological Pedagogical Content Knowledge) proporciona
un camino para aclarar este panorama ya que ofrece un modelo para la integración de las TIC en el currículo escolar y da cuenta de los saberes necesarios para poder llevar a cabo dicha integración de manera eficaz. Tal y como propone este modelo para utilizar la red de manera eficaz en las actividades de enseñanza aprendizaje de una materia es necesario que confluyan tres tipos de conocimientos que en el caso del área de Lenguas serían:
- El conocimiento de los contenidos de enseñanza propios de las materias lingüísticas.
- El conocimiento de la didáctica de las Lenguas.
- El conocimiento de los recursos y herramientas más eficaces para la enseñanza de las materias lingüísticas.
La intersección de estos tres elementos delimita un nuevo conocimiento que es el que posibilita la utilización eficaz y relevante de las TIC en el área de lenguas y al que denominan conocimiento tecnológico pedagógico de los contenidos. Además, es necesario tener siempre en cuenta las variables de contexto que influyen en la planificación y en la puesta en práctica de cualquier propuesta de enseñanza.
A continuación os proponemos un repaso a cada uno de estos elementos para intentar aclarar cuáles son los componentes formativos de un profesor de Lenguas que enseñe en la red y con la red.
El conocimiento de los contenidos de enseñanza propios de las materias lingüísticas
La formación del profesorado de Lenguas ha estado siempre muy ligada a la visión que de las mismas proporciona la Ciencia de referencia, es decir, la Lingüística. Es decir, la formación sobre las lenguas se ha realizado casi siempre desde un punto de vista cercano a la descripción del sistema y con una gran presencia de lo normativo. Sin embargo, la enseñanza de las lenguas tiene como objetivo fundamental conseguir la mejora de las capacidades lingüístico-comunicativas del alumnado por lo que el profesorado necesita un acercamiento al fenómeno lingüístico mucho más plural, que incluya diversas miradas sobre el funcionamiento de la comunicación, tal y como se propone, por ejemplo, en Teoría lingüística y enseñanza de la Lengua. Esta visión de cómo funciona la comunicación en el uso real debe tener en cuenta las aportaciones de la Lingüística, por supuesto, pero también de la Psicolingüística, de la Sociolingüística, del Análisis del Discurso, de la Pragmática... Son ciencias cuyas aportaciones intentan explicar el funcionamiento de la lengua en uso y proporcionan, por tanto, pistas para planificar el trabajo con contenidos relevantes para la mejora del uso.
Es decir, un primer pilar de la formación del profesorado de Lenguas sería una base sólida de conocimientos sobre las características que explican el uso de la lengua y no sólo sobre la descripción del sistema lingüístico.
El conocimiento de los contenidos y habilidades ligados a la didáctica de las Lenguas
En lo que respecta al conocimiento pedagógico, los enfoques gramaticalistas, tan interiorizados en los materiales y en las prácticas didácticas, no son los más adecuados para una enseñanza que tiene como objetivo principal el desarrollo de la competencia comunicativa de alumnos y alumnas.
El Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas caracteriza el aprendizaje de lenguas como un aprendizaje en la acción puesto que el uso de la lengua es una actividad social y a partir de este principio los enfoques adecuados para trabajar en torno al uso se pueden agrupar en torno al llamado
enfoque comunicativo que proporciona un marco adecuado para la planificación y el desarrollo de las actividades de enseñanza aprendizaje. Este enfoque tiene como rasgos básicos los siguientes:
- Considera la lengua como un medio de comunicación significativo, que es diverso y se actualiza en el uso de formas diferentes.
- Su objeto de trabajo son los usos reales de la lengua, concretados en géneros textuales diversos surgidos de contextos variados.
- Las actividades se centran en los procesos de comprensión y producción de los textos.
- El aprendizaje se promueve a través del uso motivado y de la reflexión sobre dicho uso.
- La selección y secuenciación de contenidos están basadas en la selección y secuenciación de tareas comunicativas.
- El diseño de la unidad didáctica articula las actividades en torno a un uso lingüístico que se pretende mejorar.
- El concepto del aprendizaje considera al alumno como sujeto activo del aprendizaje, y al profesor como orientador y motivador.
- La evaluación forma parte del proceso y tiene un carácter esencialmente formativo para promover la autorregulación.
El desarrollo en las aulas del enfoque comunicativo hace preciso contar con modelos didácticos adecuados y alejados del esquema de "unidad didáctica" tan presente en los materiales didácticos más al uso. Propuestas como el
trabajo por proyectos o
las tareas constituyen un marco idóneo para poner en práctica los principios del enfoque comunicativo porque:
- Se insertan en un contexto real.
- Favorecen la funcionalidad de los aprendizajes.
- Favorecen la participación activa y la interacción.
- Favorecen el conocimiento consciente del proceso de aprendizaje.
- Tratan todo tipo de temas culturales y curriculares y favorecen la interdisciplinariedad.
- Plantean una enseñanza lingüística de modo global.
- Presentan una secuencia de actividades con progresión y coherencia interna.
- Están orientados a un producto final.
Es decir, el segundo pilar de la formación del profesorado de Lenguas sería una base sólida de conocimientos y habilidades para planificar y llevar al aula metodologías apropiadas para favorecer el desarrollo de la competencia comunicativa.
El conocimiento de los recursos de la red y de las herramientas TIC más eficaces para la enseñanza de las materias lingüísticas
Como se señala en el modelo
TPACK y como nos dice nuestra experiencia en el asesoramiento y formación del profesorado, la incorporación de las TIC en las actividades de lenguas no debe partir de la herramienta, o lo que es lo mismo el camino no es descubrir una herramienta y pensar qué actividad se puede hacer para utilizarla en clase. Todo lo contrario. Se trata de tener claro qué queremos enseñar (conocimientos epistemológicos), cómo vamos a enseñarlo (conocimientos pedagógicos) y entonces escoger
la herramienta TIC, como cualquier otro recurso educativo, que más eficazmente ayude a conseguir los objetivos de aprendizaje previstos.
Dicho de otro modo, primero habrá que establecer unos objetivos de aprendizaje relacionados con alguna de las destrezas lingüísticas que son objeto último de trabajo de la materia (escribir un cuento, participar en un debate, realizar una monografía, reescribir un poema...), decidir qué secuencia de actividades y qué tareas se diseñan para conseguirlos, qué contenidos son los más adecuados, y, por último, como se hace con otro tipo de recursos, decidir, entre todas las posibilidades que ofrece la red actualmente, cuál es el trabajo en red o la herramienta tecnológica que se adecúa a la tarea y permite conseguir de manera más eficaz los objetivos propuestos.
A
diferencia de la mayoría de la formación que se da en el campo TIC, que parte de su propio orden epistemológico, parece que tanto la formación como la incorporación de la red y de las herramientas TICdeben partir de la necesidad y de su significatividad didáctica. Así, por ejemplo, es posible que una profesora que no sabe hacer un Power Point pueda, sin embargo, aprender a utilizar un blog porque le parece la herramienta ideal para la creación de una revista escolar. Es necesario, asimismo, evitar la ansiedad que afecta a muchos docentes 2.0 por incorporar la última herramienta, la más desconocida sólo por ser vistosa sin plantear que aprendizaje se puede promover con ella. Parece que nos encontremos en una carrera de estar a la última, por otra parte imposible de ganar, que a veces hace olvidar lo importante. Las herramientas, por atractivas e innovadoras que sean, no deben impedir ver el horizonte didáctico del aula.
Lo anterior no quiere decir que el uso de la red sea algo anecdótico. Todo lo contrario, la red tiene por sí misma una gran potencialidad y en la enseñanza de las lenguas, especialmente, ofrece oportunidades nunca vistas para facilitar que el alumnado se comunique oralmente y por escrito y lo haga además de una manera verdaderamente funcional y significativa, con receptores reales. Pero el recurso tecnológico tiene que estar al servicio del aprendizaje y no al revés. Esto exige que las actividades en las que se integran las TIC no sean actividades sueltas, puntuales, anecdóticas y descontextualizadas, sino actividades
integradasa la manera de las que nos presentaba Fernando Trujillo en post anteriores; actividades secuenciadas de manera coherente dentro de un proyecto de trabajo y encaminadas a la realización de una tarea dentro de una didáctica vinculada al enfoque comunicativo, a la enseñanza por proyectos, en definitiva, al "aprender haciendo"; en este caso al "aprender a hacer cosas con las lenguas usando la red".
Por último, el tercer pilar de la formación del profesorado de Lenguas sería una base sólida de conocimientos y habilidades para planificar y promover en las aulas el uso de la red de forma relevante para el desarrollo de la competencia comunicativa.
Es necesario, por tanto, integrar estos tres tipos de conocimientos al servicio de una buena práctica de aula. Afortunadamente, se pueden encontrar múltiples ejemplos de esta forma de trabajar en muchas de las
propuestas didácticas que tantos compañeros lanzan desinteresadamente a la red incorporando las TIC de forma coherente y significativa, dentro de un enfoque comunicativo de la enseñanza de las Lenguas.
Fuente:
Educa Con TIC